Izquierda Unida de León local pide información a la Diputación sobre el uso de glifosato por parte de la administración y particulares en León.
Desde IU denuncian que “Algunos Ayuntamientos y la misma Diputación de León siguen usando este herbicida de forma indiscriminada, poniendo en riesgo la salud de las personas, desoyendo las recomendaciones de las Autoridades Sanitarias.”
Además, Carmen Franganillo, coordinadora local, pide que se realicen mediciones sobre el grado de contaminación del agua en la provincia para tomar acciones “antes de que sea demasiado tarde”.
La Unión Europea sigue dando largas a la prohibición del Glifosato, bajo la presión de MONSANTO, una gran empresa del sector AGROINDUSTRIAL, condenada en varias ocasiones por publicidad falsa y engañosa en el tema del GLIFOSATO.
Desde Izquierda Unida sostienen que “es imposible compaginar políticas de “Desarrollo Sostenible” con el uso de determinados pesticidas y herbicidas” y que “el crecimiento económico, el incremento de la productividad y la competitividad no tienen sentido como objetivos en sí mismos sino como medios para lograr un objetivo superior: el bienestar general de la población, así como poner el poder político al servicio debe servir en primer lugar al interés público, no a los intereses privados y la vigencia del estado de derecho debe ser complementada por una nueva ética social, no por la tolerancia implícita de la corrupción”.
La organización de izquierdas, en respuesta a lo que exponen desde algunos sectores sobre la posible caída en la producción ante la inexistencia de alternativas al glifosato, señala que “varias prácticas, científicas y empíricas, libres de agroquímicos muestran el aumento del rendimiento en sistemas agroecológicos, en comparación con los industriales”.
Evidencias científicas:
“Los Estados deben actuar conforme al principio de precaución, procedente de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, a efectos de la protección del derecho a la vida y a la integridad personal, en casos donde haya indicadores plausibles que una actividad podría acarrear daños graves e irreversibles al medio ambiente, aún en ausencia de certeza científica”.
Pero luego encontramos que la Evaluación por parte de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) está llena de lagunas y falta de datos, no habiendo ninguna concluyente a día de hoy. Según el principio de precaución debiera de prohibirse hasta demostrarse su inocuidad; Pero largo es el brazo de MONSANTO.
La vasta evidencia científica también ha sido revisada por el Departamento de Salud de los Estados Unidos que concluyó, en 2019, en su perfil toxicológico del glifosato, que la exposición a esta sustancia se relaciona con distintos tipos de cáncer, retrasos en el desarrollo, enfermedades intestinales y daños en el hígado y riñones.
De igual manera, la Agencia de Protección Ambiental de ese mismo país, en 2020, ha concluido que el uso de este herbicida pone en riesgo a especies de animales y plantas, así como sus hábitats.
Redbioética UNESCO: Un nuevo estudio encontró que el herbicida más vendido al mundo (Glifosato) está asociado al crecimiento global de la celiaquía, a la intolerancia al gluten y al síndrome del intestino irritable.
Existen, al menos, tres estudios epidemiológicos que ponen de relieve que la exposición al glifosato en entornos laborales que supongan un contacto continuado con el mismo, con un aporte insuficiente por parte de las empresas de equipos de protección individual, y que exista el riesgo de exposición aguda al mismo, son entornos que incrementan el riesgo de padecer cáncer linfático: concretamente linfoma no-Hodgkin.
Estos estudios son sistemáticamente descalificados por una empresa condenada por publicidad falsa y engañosa. Largo es el brazo de MONSANTO.
Actualmente siguen abiertos muchos juicios civiles en diferentes estados de Estados Unidos contra Bayer-Monsanto. La propia empresa ha hecho provisiones para pagar indemnizaciones por un valor estimado de entre 10.000 y 16.000 millones de dólares. Pese a este escándalo, parece que la UE insiste en renovar el permiso para seguir utilizando este herbicida como fitosanitario.
Ni las cada vez más aplastantes evidencias de su poder cancerígeno, ni la más que demostrada afectación a los ecosistemas y la biodiversidad parecen sensibilizar a los reguladores ni a las élites políticas. El dinero manda, Lejos de impedirlo, la permisibilidad de los gobiernos, las laxas multas a las multinacionales y la propaganda firmada por algunos científicos han permitido ocultar los efectos del glifosato a la sociedad.