Izquierda Unida de León local se opone a la instalación de macrogranjas en el Burgo Ranero.
Izquierda Unida sale en apoyo de la plataforma “Payuelo libre”.
Desde Izquierda Unida ven como un error la instalación de dos macrogranjas de porcino con más de 7000 madres reproductoras de cerdos. Los dos proyectos se ubicarían en fincas de labor que serían transformadas en naves industriales de producción masiva de carne. Estos proyectos conllevan contaminación de acuíferos y medioambiental, olor hasta 8/10km a la redonda y tránsito diario de camiones. El impacto medioambiental sería enorme. La laxa normativa de la Junta en este aspecto supone un problema para las zonas rurales de León, que ya están sufriendo otros proyectos como la planta de lodos de Reliegos. Desde la OMS aconsejan producir alimentos de forma sostenible, de calidad y de cercanía, por lo tanto, no se explica que la Junta y el resto de las administraciones sigan apostando por este tipo de proyectos.
Carmen Franganillo, coordinadora local aclara, en relación a la polémica surgida estos últimos días que Izquierda Unida “siempre ha estado con las pequeñas ganaderías. No es algo nuevo. Además, muchas voces en los pueblos y de trabajadores del campo estaban en la misma sintonía, como se puede comprobar con la creación de plataformas rurales para evitar tales despropósitos. Debemos recordar que la ganadería extensiva tiene una gran implantación en León y es el sustento de muchas familias, sirviendo en muchos casos como una fórmula de limpieza de los bosques.”
Para IU, “las macrogranjas no crean más empleo, sino que ejercen competencia desleal contra las pequeñas explotaciones Es fundamental crear empleo de calidad en las zonas rurales., pero este tipo de industria impide el desarrollo de muchos negociosen su entorno y acelera el proceso de despoblación. Evidentemente el turismo desaparece.»
Víctor Bejega, secretario de organización argumenta que “las macrogranjas no suelen ser sostenibles, contaminan la zona y la empobrecen a la larga. La calidad del medioambiente y del agua se ven comprometidas, y con ello, la vida de la población local y el turismo. Este tipo de explotaciones suponen acumulación de purines en las balsas y su vertido en los campos, aguas saturadas de nitratos, contaminadas con antibióticos y productos de limpieza industrial. La propia Unión Europea reconoce esta realidad en el marco de la Agenda 2030 y del Desarrollo Sostenible.”
Carmen Franganillo explica que, en relación al comercio de los productos, “es importante que todo el mundo pueda tener acceso a productos locales y de calidad. Para ello, es fundamental modificar aspectos de la PAC e impositivos y también informar a través del etiquetado, y garantizar una renta suficiente para que todas las personas puedan acceder a productos saludables y de calidad. Para el agricultor o ganadero, debemos garantizar precios justos para el campo, a la vez que hacemos lo anterior. La legislación europea a veces impide establecer normativa que obligue en este sentido. Además, el decrecimiento en el consumo y la educación son importantes, pero debe ser justo y equitativo. El esfuerzo no debe sólo recaer en la clase trabajadora.”
Para finalizar, desde la formación declaran que “como consumidores debemos revisar nuestras compras, y exigir que se aclare qué es ecológico de verdad (y no puede serlo lo que no es local), qué es «orgánico», etc. Porque un producto aparentemente saludable o ecológico puede no serlo tanto, y la etiqueta de «ecológica» debería retirarse en productos que viajan miles de km para su consumo. Nuevamente, el etiquetado y la información son fundamentales.”